Ya en época griega, Aristóteles en su libro
1º de la Política acuña la expresión de “zoon polikón” animal social y político
por naturaleza. Significa que el hombre posee la capacidad de crear sociedades
y organizar la vida de dichas ciudades. Aristóteles defiende que el individuo
sólo se puede realizar plenamente en sociedad ya que posee la necesidad de
relacionarse con otras personas. También dice que los individuos que no viven
en sociedad, son bestias o dioses.
Pues bien, el ser humano es un ser social,
¿Por qué? Y ¿Cuándo nos convertimos en seres sociales? Maslow, un psicólogo
social de EEUU, a mediados del Siglo XX da a conocer la jerarquía de las necesidades humanas; la pirámide que podemos ver en el dibujo.
Según Maslow, una vez que cubrimos las
necesidades inferiores pasamos a cubrir las siguientes. Las necesidades
sociales se sitúan en el tercer lugar, sólo por detrás de las necesidades
fisiológicas, como respirar, comer, y de
las necesidades de seguridad estar protegido de posibles peligros. Por tanto,
según este Psicólogo podemos afirmar que para el ser humano es muy importante
la pertenencia a un grupo, para llegar a ser un individuo totalmente realizado.
Yo señalo y remarco, que para conseguir
alimento o bebida necesitamos a alguien
a nuestro lado, necesitamos a la familia que, aunque este es un grupo social
más reducido, forma parte de la sociedad y lo necesitamos para poder subsistir
y como consecuencia “aprender a ser un ser social”. Somos educados como seres
sociales y necesitamos a la sociedad para crecer personalmente o eso es lo que
nos dice la sociedad en la que vivimos.
Pese a la influencia de la globalización aún
ahora quedan pequeñas tribus, que apenas han tenido contacto con el mundo
globalizado en el cual vivimos. En todas las tribus que conocemos existe una
gran pertenencia al grupo. Y en la mayoría de ellos existen lazos más fuertes
de los que existen en el mundo occidental. Considero que esto es así, por la
influencia del dinero en el mundo globalizado. El dinero, las ansias de poder y
de poseer ha provocado dejar al ser humano apartado, en un segundo plano y en
muchas ocasiones usamos al individuo para poder obtener mayor riqueza.
Recuerdo que el primer año de mi carrera, una
persona que estudiaba alguna carrera de la
facultad dejó una nota en todas las aulas de la universidad que decía que
“Abandono la universidad porque no quiero formar parte de un sistema competitivo,
en el que hay que ser el mejor, incluso aprovecharse y vender al amigo.”. ¡Nos
han educado, para” joder” al amigo!
Me
gustaría que lo pensarais y reflexionarais, porque no somos verdaderamente
felices. Porque, siempre necesitamos poseer más y más. Porque tenemos
necesidades que antes no sabíamos que existían. Yo tengo 27 años, antes no
existían los móviles, internet, ni ordenadores, ¿Por qué ahora los necesitamos
para todo, y no necesitamos tanto el contacto personal?
El sistema capitalista únicamente funciona si
consumimos cosas que ni siquiera necesitamos. La publicidad se encarga
en proporcionarnos necesidades, que nunca teníamos. Pero un anuncio nos lleva a
la obligación de satisfacer una necesidad creada pero totalmente falsa y no
esencial. Un profesor de filosofía, suele contar una historia para explicar
esta situación, “A principio del S.XX un payés, un hombre del mundo rural,
viajó a la ciudad de Barcelona y vio todo lo que en ella había, luces, adornos,
construcciones inmensas, carreteras asfaltadas, bonitos edificios, … y cuando
volvió al pueblo contó a sus amigos ¡ Que de cosas hay en la ciudad que no
necesito para vivir!
“En los países ricos el consumo
consiste en personas que gastan dinero que no tienen para comprar
bienes que no quieren, para impresionar a personas que no aman.”
(Joachim Spangenberg)